Se trata de una recopilación (que no una antología) del quehacer sonetístico de Jacinto López Gorgé a lo largo de medio siglo. El soneto como fórmula poética es un hallazgo tan redondo que resulta casi insuperable, si bien sus detractores, como señala atinadamente Leopoldo de Luis en el certero prólogo que abre el libro, utilizan argumentos propios de quienes no saben hacerlos.
López Gorgé nos ha dejado ya muestras de su dominio de esta forma en libros anteriores, pero aquí nos deleita con una selección que se inicia con un soneto de 1945, “Monte Gurugú”, en un proceso cronológico que nos traslada a sus creaciones últimas.
No sólo la Melilla o el Alicante de sus años juveniles están presentes en este texto, por cierto primorosamente editado. Hay zozobras espirituales o amorosas (Dios entre la niebla, Signo de amor, El nuevo amor, son algunos de los apartados del libro) en un recorrido tan certero, de tan buena factura, que leer estos poemas es un ejercicio deleitoso del que no cabe más que felicitar al autor (poeta pero también crítico literario y extraordinario animador cultural) y agradecerle haya dado a la imprenta una recopilación tan hermosa, tan acabada, tan gratificante.