¡Salam alicum, Hamido!

Es este un libro autobiográfico en el que la autora, al tiempo que evoca su infancia y adolescencia, describe el ambiente peculiar de una pequeña ciudad del Protectorado español en Marruecos durante los años cuarenta y cincuenta, cuya población española era mayoritariamente militar y sometida, por tanto, a las pautas sociales que entonces eran de rigor en este estamento.

La autora utiliza un estilo directo y sin pretensiones para entrar sin ambages en la vivisección del entorno en que se desenvuelve, aun en los más íntimos y familiares, y realiza un retrato tan realista que tenemos constancia de que quienes vivieron en Alcazarquivir durante aquellos años y han leído el libro, han podido revivir el tiempo pretérito como si alguien provisto de un tomavistas hubiera sido capaz de registrarlo en imágenes cinematográficas.

Hay en el libro muchas claves que resultarán difícilmente inteligibles para las nuevas generaciones, lo que concede a “¡Salam Alicum, Hamido!” categoría de testimonio de valor antropológico.

Precede al relato un estudio preliminar de Jesús F. Salafranca, que explica el ambiente y las condiciones del Protectorado en la época que refleja la narración.

Por todo ello, el libro será para muchos lectores una moviola que, en imágenes en “flashback”, traerá ante sus ojos vivencias guardadas en el fondo de la memoria. Recuerdo de los olores (como el de la harira), las especiales relaciones con los marroquíes y los judíos y, sobre todo, la amistad-complicidad-ternura con Hamido, el asistente marroquí que el padre de la autora dedicaba al cuidado de los niños.