LXII encuentro anual en Marruecos

A excepción de un grupito de viajeros, que se desplazó de Madrid a Tánger por vía aérea y de allí en taxi a Tetuán, el resto -más de un centenar- nos reunimos en la estación marítima de Algeciras, lugar de inicio del viaje. «¡Pepe, Manolo, Loli...!» , los gritos de alegría celebrando el reencuentro, vivencias, recuerdos ya lejanos... Los efusivos intercambios de besos, abrazos y saludos no cesaban en aquel torbellino de amigos, que reflejaban en sus rostros una indisimulada satisfacción, creando un grato ambiente de concordia. Era el preludio de la felicidad que no nos abandonaría en ningún momento del viaje. A ello contribuyó la excelente organización de TAN-DEM y la atención y cuidado que constantemente nos prestaban Luis de Pablos, Cristina Figueroa y su amable equipo de colaboradoras.

Los viajeros que allí nos reunimos éramos de lo más variopinto en cuanto al lugar de residencia habitual, dispersado por toda la geografía española y ¡hasta de Miami! ¿Se puede amar más a una tierra? Se trataba de la encantadora Lucy Garzón, que vino acompañada de su simpática hija Reina luciendo su inalterable y permanente sonrisa. En homenaje a ella me voy a permitir recordar una preciosa poesía que el Dr. Medina le dedicó cuando tenía 15 años de edad y recitaba en una fiesta:

Tetuán te vio nacer
Andalucía fue tu manto
y eres gitana por ser
judía llena de encanto

Y además me voy a tomar la licencia de proponerle a nuestro Presidente, aquí mismo, (sin que sea yo quién para ello) que se la nombre Socia de Honor. Se lo merece.

Creo que hay algo importante que habría que destacar del viaje, y no es precisamente del viaje propiamente dicho sino de los viajeros, que teniendo en cuenta el numeroso grupo y que la mayoría ya peina –peinamos- canas y algunos ni siquiera eso, sólo hubo un pequeño problema de salud con Maritina -yo creo que fue una broma suya porque es muy guasona- y, afortunadamente, quedó en un simple susto. Yo me hago cruces ¿cómo es posible que entre tantas personas mayores (qué bonito, "personas mayores", que así parecemos más jóvenes –sí, sí-) no haya habido ningún problema de salud, ¡increíble! Y qué podemos decir de nuestras "chicas", que con sus 60, 70 y más años, viéndolas pasear por la "calle del Generalísimo"(hoy Mohamed V), parecen rememorar aquellos interminables paseos de sus años mozos, mirando de reojo a izquierda y derecha -sin aparente interés alguno, que no consiguen disimular- : Mira, ahí va Jorge ¡qué guapo es... si no fuera tan tonto! Pues bien, ya sabemos las razones de tal vitalidad. Acabo de leer en una revista médica que, después de una década de exhaustivas investigaciones, el Centro de Biología de New York ha descubierto en nuestro ADN el gen "Made in Tetouan" y, a la vista está, eso es garantía de calidad suprema.

En este viaje, un auténtico "Made in Tetouan", Esteban Alarcón, fue homenajeado por el Moghreb Atlético de Tetuán, haciendo el saque de honor en un partido oficial de la 1ª división marroquí, en cuyo equipo militó cuando era sólo Atlético de Tetuán y ascendió a la 1ª división española en la temporada 1950-51. También destacó como futbolista en el Real Oviedo cuando militaba en la división de honor.

En cuanto al viaje, tenemos que decir, una vez más, que fue un éxito en todos los sentidos. Con la euforia ya comentada continuaban las vociferantes y bulliciosas tertulias y así, casi sin darnos cuenta, cruzamos el Estrecho. Ya en Ceuta, en un par de cómodos autobuses, salimos para Tetuán, donde llegamos a muy buena hora de la tarde. En el Hotel Atenas nos reciben con la cordialidad y simpatía ya habitual, y con sus constantes atenciones nos hacen más agradable y familiar la estancia. Los gnauas, con su bulliciosa y ensordecedora música, daban colorido a la bienvenida, aportando más alegría. ¡Que siga la fiesta! No faltó –no podía faltar- el delicioso té con hierbabuena y los sabrosos dulces marroquíes, en abundancia y variedad. Toda una tentación a la que más de un diabético sucumbió.

A la mañana siguiente visitamos la Escuela de Artes y Oficios, que en 1928 creó y dirigió Mariano Bertuchi. Jóvenes, muchos de ellos niños, muestran orgullosos sus habilidades realizando manualidades y artesanía tradicionales marroquíes. A la salida, un simpático guía, que nos dijo que le llamáramos Miguel Bosé, nos esperaba para iniciar un recorrido por las calles y lugares mencionados en "El tiempo entre costuras". Más de un@ imaginaba a Sira asomada al balcón, recogiendo levemente la cortina y oteando con sigilo la posible aparición del comisario. Otr@s creían que de un momento a otro aparecería la bella Rosalinda Fox arriba de la Luneta, entrando ya en la "Plaza de España", luciendo el modelito que Sira le hiciera con alguna de las telas adquiridas en Lisboa, y camino de la Alta Comisaría, donde, seguramente, su amado Juan –el Alto Comisario- la estaría esperando.¡ Y vaya usted a saber lo que pensaría más de un@! que la imaginación y la fantasía son primas hermanas. Después hubo tiempo libre para pasear y hacer compras, que de ambas cosas nosotros, en Tetuán, disfrutamos de lo lindo.

La sugestiva visita a la Biblioteca Daoudía, programada para las 16:30, y que estaba pendiente de confirmación, finalmente no pudo llevarse a cabo porque las obras de restauración aún no habían finalizado. Sabemos que atesora un fondo muy importante de históricos documentos, y no sólo de la época del Protectorado sino también de Al Andalus. Seguro que Luis la incluirá en el próximo viaje, en el que ya muchos estarán pensando.

Hubo algo más de tiempo para la a visita a la Medina, todo un espectáculo, que a pesar de lo repetitivo jamás resulta pesado. Un guía, al igual que en todas las visitas, nos acompañaba y explicaba lo que ya muchos sabíamos por reiteración. ¡Qué interesante resulta una excursión por la Medina! - lo que allí, entonces, conocíamos como la "morería"- y a la que nunca, por ignorancia, dimos la importancia que tenía ni supimos apreciar todo el valor histórico que atesora. Es digno de destacar cómo se ha respetado desde el siglo XVI la tipología de los elementos típicos andalusíes Existen muchas casas del siglo XVII y XVIII, de las que nadie acertaría a imaginar, desde el exterior, el espectacular tesoro arquitectónico que esconde su interior. Os puedo asegurar que en el próximo viaje D.M. podremos visitar algunas de estas maravillas. En 1997, la Unesco reconoció a la Medina como Patrimonio de la Humanidad.

El sábado, día 16, alrededor de las 9 de la mañana, salimos para Tánger. Recorrido los apenas 60 km. que separa ambas ciudades norteñas, paramos cerca del Zoco Grande y bajamos camino de la Medina, próxima al Zoco Chico, donde otrora republicanos, monárquicos y franquistas, que en su mayoría eran amigos, discutían acaloradamente-sin que llegara nunca la sangre al río- tomando un kahawa en el bullicioso Café Fuentes. Allí mismo, en la calle de Correos, estaba la oficina del Banco de Bilbao, donde yo empecé a trabajar y donde, muchos años después, siendo ya BBVA, y en Madrid, me jubilé. Terminamos la excursión en el Hotel Continental, aquél en el que se hospedaron Sita y el canalla de Ramiro, su aprovechado novio. En la terraza del hotel, con una magníficas vistas al mar, y mientras tomábamos un refresco, más de uno pensaría en los muchos y misteriosos personajes -espías de todo tipo y de muy diversas nacionalidades- que pasaron por allí en los años de conflicto bélico, ; otros, con nostaslgia - presumo- observarían melancólicos el horizonte, donde el mar y el cielo se unen en perfecta simbiosis, recordando -y añorando- los maravillosos años de esplendor de aquel inolvidable Tánger.

Salimos en dirección a las Grutas de Hércules, que lamentablemente no pudimos visitar porque estaban siendo objeto de restauración. Ante este contratiempo, ajeno a la Organización, Luis de Pablos tuvo la feliz idea de sustituir esta frustrada visita con otra a Arcila y comer allí. La idea fue unánimemente aplaudida. La carretera que desde cabo Espartel nos lleva a Asilah camina junto al mar, al que teme perder y vigila recelosa viendo cómo se agita cada vez que lo observa. Es el Atlántico, que da la impresión de estar siempre enfadado. Incluso me atrevería a decir que recela de sus visitantes y se resiste a calentar sus aguas con la malsana intención de que no lo incomoden aglomeraciones de bañistas.

Después de un agradable paseo por el precioso pueblo de Arcila y de tomar las obligadas fotos para el recuerdo, muchas de ellas asomados al Atlántico desde el viejo torreón, que aún con sus incompletas murallas, sigue desafiando, con cierta altivez la insistente humillación a la que el tiempo la somete. No es preciso decir qué es lo que comimos, pues bien sabemos que allí la exquisitez y frescura del pescado y el marisco son una tentación a la que pocos se resisten.

El regreso fue un jolgorio, al menos en el autobús en el que yo viajaba. Se nos despertó ese niño que todos llevamos dentro y no paramos de cantar canciones tan juveniles y añosas como la de "Ahora que estamos solos, vamos a contar mentira, tralará..." Canciones y más canciones de todo tipo, cuyas letras íbamos recordando entre tod@s, Yo sé que desafino, pero no era el único y cuanto más desafinábamos mejor nos lo pasábamos y más nos reíamos. Parecíamos una gran familia disfrutando de un fin de semana. Un viaje inolvidable. La verdad es que lo pasamos chupi.

Regresamos a Tetuán con ganas de marcha, locos y locas por acicalarnos para la Cena de Gala. La Casa-Palacio Saada, próxima a la Puerta de la Reina, es el magnífico escenario elegido para su celebración. Nos recibió jubilosasmente una parranda de danzarines marroquíes, dando saltos acrobáticos sin parar de tocar sus chillones platillos. Tal vez el jolgorio de la fiesta nos impedía apreciar, en su justa medida, el encanto y la belleza interior de este palacete. La copiosa comida marroquí abarrotaba las mesas de los comensales, haciendo las delicias de los más glotones. Amenizaba la cena una orquesta marroquí, que no cesaba de tocar. Un maduro magrebí, especie de saltimbanqui, con una bandeja en la cabeza y una vela encendida sobre ella hacía increíbles juegos malabares. Tampoco faltó el característico y sugestivo baile del vientre. Y para postre, la reproducción de una boda tradicional marroquí, que fue recreada por una simpática pareja de jóvenes, familia de Esteban Alarcón.

El espectáculo y la diversión dominaban el ambiente, rompiendo el silencio amable de aquella apacible noche primaveral en Tetuán. Y en el ínterin, Marigel Alonso, en ausencia de nuestro presidente, nos dirigió unas palabras y leyó parte de un interesante escrito de Hasna Daoud sobre las familias tetuaníes de origen andalusí.

La jornada del domingo, día 17, comenzó con una visita al Museo de Arte Moderno, que está ubicado en el singular edificio que fue estación de ferrocarril, obra de dos destacados arquitectos, Carlos Óvilo y Julio Rodríguez, acondicionado como Museo por la Junta de Andalucía. Nos recibió su director, Sidi Bouabdid Bouzaid, que con exquisita amabilidad y cortesía nos dio muy amplia información del Museo y sus obras, entre las que destaca el cuadro «Corrida de la pólvora», de Mariano Bertuchi. Como todos los domingos se celebró una misa en la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, a la que asistió parte del grupo mientras otros paseaban por Tetuán o visitaban el cementerio civil y el militar, donde tanta historia y tan imborrables recuerdos están presentes. Sobre las 12 o poco más salimos de la Plaza del Primo en dirección a Río Martín –Martil- y al Rincón –El Medik- donde, igual que en Arcila, el pescado y el marisco son la delicia del más exquisito paladar. Y allí, en ese idílico marco, después de un agradable paseo por la playa, dimos buena cuenta de aquellos manjares que antes que por la boca entraban por los ojos y dejaron satisfechos hasta al más exigente e imaginativo sibarita. Un paseíto para bajar la comida –sin mucho interés por bajarla- y regreso a Tetuán. Algunos descansaron un rato en el hotel y otros -la mayoría- (¡qué marcha!) continuaron con sus ya eternos e interminables paseos, y los más glotones –que de todo hay en la viña del Señor- tomando un aromático té con ricos halwa marroquíes.

Como todo tiene principio y fin, llegó el día del ¡ay, triste de mí...! El lunes, día 18 de mayo, salimos tempranito para que en Algeciras muchos tuvieran tiempo de coger el Altaria, que a las 15 h. salía para Madrid, y que otros pudieran coger los autobuses que alrededor de esa hora salían para Málaga, Sevilla, etc. Todos a casita sin novedad, el hanmdulil-lah.


por Julio Liberto Corrales Pérez

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