Como es sabido, en la madrugada del 23 al 24 de febrero de 2004 un terrible terremoto asoló Alhucemas y su entorno. Enseguida se movilizó la solidaridad internacional y la región recibió una ingente cantidad de ayuda para paliar, en lo posible, el desastre. Las zonas rurales resultaron más dañadas que la propia ciudad de Alhucemas. La Asociación La Medina, en una acción conjunta con la Fundación Columba Pacis, abrió inmediatamente una suscripción entre sus socios, y la cantidad que logró reunirse, que superó los 3.000 euros, fue entregada a la Fundación citada para añadirla al programa que ésta había elaborado para la restauración de una serie de viviendas rurales, respetando su arquitectura ancestral, pero dotándolas de protección contra los movimientos sísmicos. Alhucemas se encuentra en una línea de frecuentes sacudidas, por lo que se impone construir con esta protección. De este modo, aunque de forma modesta, «La Medina» no quiso quedarse al margen a la hora de contribuir a la reparación de lo que la naturaleza había destruido.